domingo, 4 de octubre de 2009

PSICOSIS: DOS ASESINOS AL PRECIO DE UNO


Que decir o comentar a estas alturas de una obra maestra del cine de suspense y terror del genial e inmortal Alfred Hitchcock. Tan famosa es la película PSICOSIS que pocas personas, imagino, serán capaces de ducharse sin rememorar la increíble escena reflejada en el film. Por ello no vamos a centrarnos en el citado asesinato que, por otro lado, define y retrata a la perfección el control que poseía Hitchcock de la acción cinematográfica, capaz de exponer con decenas de tomas un crimen en una ducha, sin mostrar ningún atributo de la bella actriz. Pero más alla de la excelencia y ejecución de la escena, el maestro Hitchcock quería trasladar el horror del asesinato a todos y cada uno de los presentes en la sala de cine, presentandolo en un lugar tan habitual como el baño, y donde tan indefenso puede encontrarse cualquiera ante una amenaza de ese tipo...
El aclamado director con la película Psicosis asumió varios riesgos, ademas de ofrecer una impactante vuelta de tuerca al final del film, decidió rodarlo en blanco y negro, y además para mas INRI, a las primera de cambio "mata" (en la susodicha ducha) a la que parecía protagonista de la cinta, Marion Crane, la exuberante actriz Janet Leigh...
Y es que Hitchcock en Psicosis, desde sus inicios indica al desprevenido espectador que nada es lo que parece. Nada mas aburrido que un metraje que pueda seguirse sin sobresaltos y donde la acción se decante a cada paso.
El guión de Psicosis era sobrecogedor. En un tranquilo y apartado motel de carretera regentado por Norman Bates (interpretado magistralmente por Anthony Perkins que no consiguió salir de la piel de su personaje en toda su carrera), un tipo delgado y con cara de no haber roto un plato en su vida. Sin embargo la aparente placida y dulce hospitalidad de Bates encierra un oscuro secreto.
Su anciana y desquiciada madre es la autora de varios crímenes y el joven hijo ha de proteger a su progenitora borrando las huellas de sus horrendos actos. La historia gira alrededor de la búsqueda de la primera victima que a su vez ha cometido un robo. Muy reseñables, destacables y objeto de estudio en las escuelas de cine, son los diálogos mantenidos en la cinta por Norman Bates. La conversación durante la cena de Marion, es brillante, ademas de estar perfectamente encuadrada en un plano donde parece que es observada desde una esquina por un ave rapaz disecado, que presagia el fatal destino de la infortunada vistante... Ni que decir que el nivel de Perkins durante el metraje es casi sublime ajustandose a las exigencias del guión en cada momento, diría en cada segundo...

El detective Arbogast que rastrea el dinero robado mantiene un dialogo con Norman, donde el nerviosismo de éste, hace recelar al investigador sobre la posibilidad de que el hostelero, por dinero, oculte a la delincuente. Por ello decide registrar la mansión de la colina (icono del séptimo arte), donde previamente ha observado la silueta de una mujer en la ventana... ¿la madre de Norman? o ¿la secretaria fugada?...
La despedida con el inquisitivo inspector acaba con Norman apoyado en la pared iluminado por los focos del coche... y con una risa nerviosa en los labios...
El crimen de Arbogast ejecutado visualmente desde una perspectiva vertical acompañado de la efectiva música, creada para la ocasión, descoloca al espectador, que intuye que la casa representa la maldad... la madre del inquietante Bates ha vuelto a actuar. Rápida y fría como el cuchillo que empuña...
La hermana de Marion, Lila y el amante de ésta, Sam Loomis, investigan siguiendo los pasos del detective...
Mientras el hombre distrae a Norman, Lila se interna en la siniestra casa de la colina, la exploración comienza por el piso superior donde un colchón muy hundido intriga a la joven... Mientras la conversación de Norman y Sam aportan un grado de ansiedad a toda la escena... el cuarto de Bates parece una celda...
Cuando Lila desciende las escaleras ve a Norman que corre hacia la casa tras haber descubierto el engaño de Sam y dejarlo inconsciente en el motel.... Lila se refugia en el sótano de la mansión... en su descenso a los infiernos observa a la madre de Norman que se encuentra en una hamaca de espaldas... se acerca lentamente... cuando la toca... esta se vuelve para mostrarle su horror... se trata de un cadáver momificado...
Para este momento cumbre, Alfred Hitchcock se vale de la efectiva música, de una bombilla que oscila en la oscuridad para mostrar a Norman Bates entrando en escena, travestido como su madre, para acuchillar a Lila... es interrumpido por Sam que lo sujeta con fuerza... mientras que Bates grita con horribles muecas como si estuviera poseído por el espíritu de su progenitora...
Un impactante y desconocido final para la época del film, donde el asesino es un desequilibrado que adopta la personalidad de su autoritaria madre, a la que ha asesinado hace muchos años, y cuyo cadáver robó del cementerio para mantenerlo con vida en su delirante mente...


Norman atrapado por su voraz locura imita la voz de ella, manteniendo conversaciones fluidas que durante el metraje confunde al espectador que piensa que su malvada madre vive oculta en la mansión...
Lógicamente tan innovadora propuesta hace que irremediablemente, Hitchcock tenga que hacer una exhaustiva explicación al final, por boca de un psicólogo para que el espectador de los sesenta termine de digerir el suculento plato expuesto por el genial cineasta.
El plano final de Normal Bates cuya mirada dice mucho (infinito) al lado de los modernos psicokiller del celuloide que necesitan de artificios para provocar miedo, hacen que a uno se le hiele la sangre...
Al fin y al cabo demuestra que cualquiera puede encerrar un terrible asesino... y eso perturba...
 

V. TEPES...