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Aunque en un primer vistazo la película Infectados (2009) dirigida por los españoles David y Alex Pastor, pueda recordarnos en demasía a los numerosos e ineficaces titulos sobre pandemias o zombies realizados en las últimas dos décadas, podemos equivocarnos al prejuzgarlo.
Aunque sin terminar de cuajar, el film nos propone una interesante y reflexiva critica social sobre el desmoronamiento de los valores humanos ante la presencia de un devastador cataclismo que acabe, de repente, con nuestra sociedad y modus vivendi.
Más allá de jugar con la previsible y risible vuelta de los muertos, el director muestra desnudos (en alma) a los personajes para llevarlos a situaciones limites en una frenética huida de un mundo sumido en el caos, en cuanto la ley y el orden se esfuman, tras la irrupción de un virus letal y muy contagioso.
En el peligroso camino en busca de un “paraíso ficticio”, una recóndita playa recuerdo de niñez, los cuatro protagonistas van siendo devorados por sus propios miedos y angustias.
A lo largo del recorrido, por carreteras desiertas donde se ha impuesto la ley de la jungla, se observa como la supervivencia del individuo (el ego), es la única y ansiada meta de los personajes, por encima de otros valores que han perdido totalmente su razón.
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.Y no por que un contagioso virus haya colocado al mundo al borde del abismo, mucho antes hemos estado emponzoñados por un germen que habita dentro de todos nosotros y que sólo necesita un pretexto para salir… poco a poco la sociedad va creando sus propios zombies carentes de sentimientos…
Y cuales son esas pérdidas irreparables de nuestros protagonistas por las que aboga INFECTADOS; el amor, la compasión, la amistad y sobre todo, lo que aterra mucho más que cualquier ejército de muertos renqueantes, el destierro de cualquier viso de humanidad…
Y cuales son esas pérdidas irreparables de nuestros protagonistas por las que aboga INFECTADOS; el amor, la compasión, la amistad y sobre todo, lo que aterra mucho más que cualquier ejército de muertos renqueantes, el destierro de cualquier viso de humanidad…
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V. TEPES
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