En muchas ocasiones las producciones de bajo presupuesto pueden deleitarnos con películas de mayor contenido artístico que sus hermanas todopoderosas, paridas por la industria cinematográfica, que, en su mayoria, son puro artificio de marketing carente de originalidad y talento.
Uno de estos ejemplos lo hallamos con el film “El Aviador Nocturno” (1997) modestísimo metraje que abarca muchísimos alicientes e ingredientes para ofrecernos un buen rato frente a la pantalla del televisor.
Partiendo de un relato corto de Stephen King, que ya de por si es un seguro de vida en esto del cine, el director novel Mark Pavia construye, una correctísima película con un ambiente claustrofóbico y áspero, donde la persecución de un misterioso asesino, llevara a su perseguidor a enfrentarse a sus propios demonios. Un esplendido Miguel Ferrer encarna al protagonista, el periodista Richard Dees un hombre huraño y despreciable. Un hombre capaz de cualquier cosa por popularidad y dinero. Y eso queda claro desde un principio cuando recrimina al director de la revista sensacionalista para la que trabaja, que no haya publicado la foto de un bebe muerto en su ultimo reportaje...
Tras la discusión, su jefe le encarga que investigue los horrendos crímenes cometidos por un aviador que aterriza en pequeños y apartados aeropuertos donde comete sus asesinatos... desangrando por completo a sus victimas... lo curioso es que no aparece ni gota de sangre en los brutales escenarios de sus fechorías... la única pista hasta el momento la descripción de una pequeña avioneta negra que pilota el asesino... el periodista también es piloto y puede seguir, mejor que nadie, el rastro del sanguinario homicida...
Con esta sugerente trama Pavia desarrolla su historia donde queda patente que Dees no es un héroe convencional, ni siquiera se le podría tachar de antiheroe, ya que mas bien es un tipo repulsivo que siente una fascinación enfermiza por la muerte y lo macabro, por lo morboso y lo prohibido... capaz de fotografiar las secuencias mas desagradables sin inmutarse... de buscar el ángulo perfecto para retratar el horror mas espantoso... de modificar el escenario de un crimen , a su antojo, para presentar un aspecto mas sobrecogedor para asustar a sus lectores ávidos de sangre y vísceras...
Pavia retrata con exactitud la personalidad del periodista cuando en la carretera, Dees se tropieza con un accidente múltiple y no duda en parar para fotografiar a las personas muertas sobre el asfalto... recreandose en las victimas mas mutiladas... incluido niños...
El periodista piensa que el aviador nocturno es solo un lunático mas... un psicópata descontrolado... un moderno Jack el destripador que ha cambiado los callejones del Londres victoriano por los cielos de Norteamérica... pero a lo largo de su investigación intuirá que se trata de algo mas... de algo mas aterrador y sobrenatural...
Las victimas del asesino parecen sufrir un yugo inexplicable con su verdugo que le hacen realizar actos irracionales...
Impecable escena en la que una anciana sentada en la escalera de su caravana, en mitad de la noche, asiste impávida a los gritos angustiosos de su marido que es brutalmente asesinado por el aviador nocturno... de fondo la siniestra y oscura avioneta que transporta al misterioso diablo...
Pavia recoge con una elegancia inusitada el momento en que la anciana se dirige a su dormitorio para ofrecerse al terrible asesino como si se tratara de un placido sueño...
Durante sus pesquisas Dees descubre un detalle inquietante... todos los espejos de la casa están rotos.. como si no hubieran querido reflejar la ignominia que tenían en frente...
Sin duda el momento cumbre de la película es el final, cuando trás encerrar a una compañera de trabajo en un armario, pues Dees no comparte las exclusivas con nadie y no sabe lo que es trabajar en equipo, acude veloz a un aeropuerto donde se encuentra el aviador nocturno... Al llegar allí asiste a un espectáculo dantesco, decenas de personas muertas y mutiladas en la cafetería del pequeño aeropuerto... una tormenta de fondo ofrece un terrible climax... Un autentico festín de sangre y visceras.. El cuadro perfecto buscado por un artista del horror como Dees, su sueño mas anhelado... sangre por todos lados y enormes charcos a su paso... su cámara fotográfica recoge toda la escena que haría palidecer al mas valiente, sin embargo el periodista esta en su salsa... lo único que hecha en falta, para completar su obra maestra, es no haber podido dar caza a su misterioso contrincante...
Sin embargo ni siquiera para un tipo como Dees aquello es soportable y tras correr resbala manchandose completamente de sangre...
Mark Pavía reserva un final de muchos quilates para su película.
El periodista se encuentra tomando un respiro en los lavabos cuando unos pesados pasos resuenan en el atronador silencio del aeropuerto, algo se acerca a los aseos... pero la única visión del protagonista son los espejos del lavabo ... alli no se refleja nada.. su enemigo es un autentico vampiro... después de todo lo vivido Dees no se atreve a girar... un liquido negro escurre por uno de los inodoros... pero no logra ver mas allá...
En su acelerado paso hacia la salida del aeropuerto el vampiro se detiene de pronto, los únicos testigos del reto de Dees los múltiples cadáveres que se reparten por el suelo... “supongo que era inevitable... has estado buscandome toda tu vida en los depósitos... en los cementerios... en los rostros de los moribundos, has dedicado toda tu existencia a mi búsqueda...” mientras las palabras resuenan en la mente del periodista el aviador nocturno se acerca lentamente como una sombra nefasta... los continuos relámpagos añaden una emoción indescriptible al momento... poco a poco se hace visible la cara de su interlocutor... por fin Richard ve el rostro del vampiro ... un escalofrió de horror recorre todo su cuerpo... impresionante el trabajo de maquillaje para mostrar al espectador una criatura pavorosa de enormes fauces... “siempre has querido saber como era el infierno... pues ahora lo sabrás”... y el monstruo sanguinario da a beber su particular “grial”... la sangre del asesino es bebida por Dees para que se adentre en sus mas aberrantes pesadillas...
Una espesa niebla comienza a cubrirlo todo .... y los cadáveres que le rodean comienzan a tomar vida... prodigiosa la consecución de todos estos minutos que consigue no solo mantener si no aumentar de forma exponencial toda la trama final de la película que arranca en los lavabos...
Rodeado por una locura diabólica Dees asiste no solo a la resurrección de los muertos si no a los propios fantasmas de su pasado... los asesinatos y muertes que ha cubierto sin escrúpulos a lo largo de su oscura vida se enfrentan cara a cara al periodista... viendose acorralado y presa de una tensión insoportable Richard empuña un hacha y comienza a despedazar a los “zombies” en una orgia de sangre... el periodista lucha por su vida ... los resucitados van cayendo ante los certeros golpes de hacha... de pronto una voz resuena como un despertador que arranca del delirio a Dees... la policía ha llegado al aeropuerto para ver como el periodista hacha en mano, bañado en sangre... parece el causante de toda aquella carnicería... su compañera llega al lugar para observar impávida toda la escena...
Richard Dees presa de su locura intenta atacarla... no tiene tiempo... ya que varios disparos de los agentes acaban con su vida en un escenario que ni siquiera su perturbada mente hubiera imaginado como punto y final de su tenebrosa existencia... las autoridades creen que por fin han atrapado al aviador nocturno... visiblemente afectada la compañera de Dees se retira para ver como una sombra se aleja en medio de la tormenta hasta introducirse en una oscura avioneta... en esos momentos en la mente de la joven resuenan las palabras que el propio Richard Dees le espetó en su presentación: “jamas creas lo que publiques, ni publiques lo que creas”... y por ello la primera portada de la periodista es el rostro ensangrentado de Dees bajo el epitafio “descubrimos al aviador nocturno”... genial hasta en su muerte, Dees ha creado la mayor de las falsas con su propio y horrendo final...
V. TEPES